17 de mayo de 2011

Rebaño de ovejas



Publicado por: César Páez González | Martes 18 Enero 2011

Al borde.


Lo dijo el científico Albert Einstein y es una frase que obliga a uno a pensar un poco: "Para ser miembro irreprochable de un rebaño de ovejas, primero hay que ser oveja". No admite discusión, a no ser que quiera ser del rebaño una cabra influyente, que quiera cambiar los estatutos.


También podría darse el caso de que se trate de una oveja de verdad, pero negra, y allí comienzan los problemas raciales o los preconceptos de alguien que se sale de las normas concebidas.


También se podría inventar algún recurso burocrático que diga que, para pertenecer a tal o cual rebaño, tiene que tener carnet habilitante.


Si se diera una credencial de oveja, hasta usted podría tener una y pasar por tal. Hasta podría ser un lobo e ingresar tranquilamente al corral. No resulta extraño entonces que haya una alerta roja en el rebaño por un lobo que se hace pasar por oveja sólo porque tiene un documento habilitante y quiere cambiar los estatutos.


No basta que uno, para ser oveja, tenga, digamos, que tener forma o aspecto de oveja. Basta que quiera pertenecer al rebaño. Para ello se podría habilitar una oficina para la inscripción, que incluya una pequeña clase magistral sobre cómo balar y consejos sobre en qué circunstancias es necesario callar para preservar la especie.


Es decir, que tendremos un grupo variopinto de animales que se hacen pasar por ovejas, sólo por decreto y porque llenaron el formulario. Hay que andar con cuidado, porque después va a ser muy difícil clasificarlos.


En la sociedad ocurre lo mismo, hay gente que quiere ser, o aparentar ser de tal rebaño o grupo social, y acorta camino para lograrlo, mediante recursos de toda índole. Primero insiste, si no lo dejan entrar busca algunos amigos influyentes, a otros los compra, y todos comienzan a hacer lobby para que el interesado ingrese al rebaño... de lo que sea.


Por eso el mundo anda como anda, mezclado y sin códigos. Esto pasa en la ética cotidiana, en la particular forma de comportarnos, pongamos por ejemplo en la ciudad, evitando las normas de lo que un rebaño exige: usar casco, no conducir en estado de ebriedad, respetar el semáforo, cuidar los derechos intelectuales evitando la piratería.


Y no falta quien diga, "pero si todo el mundo lo hace ¿yo voy a ser el único desubicado?" Excusas de todo calibre para eludir responsabilidades.


Hablo del rebaño de políticos, de hinchas de fútbol, de intelectuales, de artistas claqueros, de sindicatos de lo que sea, hasta de los códigos de los que viven en la calle. Todos poniendo sus trampas para pertenecer a tal o cual manada.


Pero resulta que al rebaño de la sociedad pertenecemos todos, nos guste o no, y debemos respetar los códigos. De lo contrario, sucede lo que está sucediendo en la realidad que estamos viviendo, que es esa línea continua de contravenciones. De prometer y no cumplir, de evitar las normas de seguridad, de ser propensos a los excesos, de fomentar la violencia, de reírnos de las buenas costumbres y en síntesis: no respetar.


Si usted no es oveja y quiere pertenecer al rebaño de dicha especie, haga por lo menos un esfuerzo de parecerse un poco. O inventemos una frase aleatoria. "Para ser miembro irreprochable de la humanidad, primero hay que ser humano". Dejo el tema porque se me está enredando un poco y ése es el peligro al que uno se expone en esta columna... siempre al borde.



Dedicado a mi amigo Manulondra, que me recordó la compleja frase de Albert Einstein.

2 comentarios:

  1. lo peor de todo es que estamos cayendo en la espiral y vemos estos actos como "normales" y no lo son en absoluto!!! ya dije yo en una entrada mia de hace poco que estamos atravesando una crisis profunda, pero no ya económica, sino una crisis de valores....y esa es más díficil de salir de ella....por desgracia.

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  2. Los valores han caído en picado...los rebaños ya no son lo que eran...Besos METAMORFOSIS!

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