13 de noviembre de 2020

El fum

 



EL FUM
La caseta sota els arbres, vora el llac.
Surt fum de la teulada.
Si hi faltés,
com foren aleshores desolats
casa, arbres i llac.
.
DER RAUCH
Das kleine Haus unter Bäumen am See.
Vom Dach steigt Rauch.
Fehlte er
Wie trostlos dann wären
Haus, Bäume und See.


Bertolt Brecht

9 de noviembre de 2020

La rana del pozo

Érase una vez una rana que había vivido siempre en un húmedo y oscuro pozo en el que estaba destinada a acabar sus días. Una mañana pasó otra rana que tenía su hogar en una charca muy cerca del mar. Estaba tan distraída mirando el paisaje que tropezó cayendo en el pozo.
"¿De dónde vienes?", le preguntó el anfibio dueño del pozo.
"Vengo del mar", respondió su congénere, sorprendida de que hubiese alguien viviendo en un lugar tan siniestro. "Y es grande el mar?", continuó la rana del pozo. "¿Grande? No, más que eso, enorme. No puedo imaginar nada más extenso que el mar que veo cada mañana cuando me levanto", continuó, intentando limpiarse el barro que había salpicado todo su cuerpo al caer.
La rana del pozo se quedó reflexionando un buen rato y volvió a preguntarle a la intrusa si ese mar del que hablaba era más grande que su hogar."¿Cómo puedes comparar este estrecho pozo con él? Te repito que el mar es descomunal. ¡Ni te lo puedes imaginar!", replicó la recién llegada. Y la rana del pozo, muy enfadada, le gritó: "!Mentirosa, vete de aquí, no puede haber nada más grande que mi pozo!". Esta fábula nos enseña que hay que ser humilde ante lo desconocido y no presumir de lo que tenemos si no hemos visto otras cosas en nuestra vida.

8 de noviembre de 2020

Ejercitar la paciencia

Había una vez un hombre al que le habían ofrecido un destacado cargo oficial. Preocupado por la responsabilidad, el hombre se reunió con un amigo de la infancia y le puso al corriente de la situación. El amigo le dijo:
-Lo que te recomiendo es que siempre seas paciente. Es muy importante, no lo olvides nunca. Ejercítate sin descanso en la paciencia.
-Muchas gracias, te prometo que así lo haré- aseguró.
Mientras los dos comenzaban a disfrutar de un sabroso té, el amigo insistió:
-No olvides lo que te he dicho: adiéstrate en la paciencia.
-Lo haré, lo haré- repuso el ascendido.
Cuando iban a despedirse, el amigo añadió:
-Y recuerda que tienes que ser paciente...
Entonces, el hombre, exasperado, exclamó:
-¡Me tomas por un estúpido! Ya lo has dicho varias veces. Deja de una vez de advertirme sobre lo mismo.
El amigo se limitó a sonreír y el hombre comprendió inmediatamente el motivo: sin darse cuenta había agotado su paciencia. Algo avergonzado, abrazó a su amigo y le agradeció esta gran lección.

6 de noviembre de 2020

He venido esta noche...

A la casona en ruinas he venido
esta noche a evocar años lejanos.
¿Todos se han ido ya... padres... hermanos...!
¡Como una sombra yo he sobrevivido!

Todo está viejo... Nada desentona.
Ningún detalle del pasado pierdo.
Mi espíritu está dentro de un recuerdo
que es algo de sepulcro y de casona.

¡Este patio!... Aún tiene la fragancia
de los felices días de mi infancia.
El macetón... el banco... los rosales...

Mi madre allí, tejiendo en esa pieza...
¡Oh, qué bien acompaña esta tristeza
la luna que entra por los ventanales!

Ovidio Fernández Ríos

5 de noviembre de 2020

Para recobrar

Si para recobrar lo recobrado
debí perder primero lo perdido,
si para conseguir lo conseguido
tuve que soportar lo soportado,

si para estar ahora enamorado
fue menester haber estado herido,
tengo por bien sufrido lo sufrido,
tengo por bien llorado lo llorado.

Porque después de todo he comprobado
que no se goza bien de lo gozado
sino después de haberlo padecido.

Porque después de todo he comprendido
por lo que el árbol tiene de florido
vive de lo que tiene sepultado.

Francisco Luis Bernárdez

1 de noviembre de 2020

Constancio C. Vigil

Engáñase quien piensa que es indiferente hablar de cualquier cosa y de cualquier manera. La prudencia velando por nuestra paz nos manda elegir los temas para hablar y asimismo elegir las palabras para expresarnos. Porque, como dijo también Jesús, "de la abundancia del corazón habla la boca". Con la palabra se hiere, se roba, se mata; con la palabra se ayuda, se alivia, se cura, se enseña y se redime. Al hablar sacamos el bien o el mal de nuestro ser y lo ponemos en los demás. Al hablar podemos mejorar o hacer peores a quienes nos escuchan. Con palabras se une o separa a los hermanos, a los amigos, a los vecinos, a los pueblos; se despierta en el semejante el anhelo de ser bueno; se extirpan o siembran odios; se amargan o dulcifican corazones.

Nuestras palabras son algo esencial para nuestro bien. Preferible el silencio, al hablar sin razonamiento y discreción. En pos del mal hablar, viene el arrepentirse. Este arrepentimiento ensombrece la vida poco a poco y llena el alma de una vaga e incurable pesadumbre.