20 de abril de 2020

Esas ovejas que nos balan dentro...



Imán que atrae la vibración que en los sentidos

se dispersa como fibras de árboles rasgados 
por el picoteo de las aves. Son estas las ficciones 
que unidas tejen la cuerda para reconstruir el episodio
porque todo lo atraído responde a la tenue bondad
de esas ovejas que nos balan dentro.
No estoy sino en esas visiones del instante
en que los resplandores combaten a las nubes
y comienza la calma a torturar la sangre de las horas
que han decidido custodiarnos.
Se nos pega en la piel el ritornelo del ave nocturna
que intenta desmayarnos por el miedo
de caer en esta ausencia que hiere
con su espina de remembranza alucinante.
Ay, que doler ese verano pálido que nos cierra los ojos,
cuando pasa trayéndonos la playa, la música y el campo,
de tanta esencia derramada en los aires que fueron.
Y este poema que no quiere llorar.
Y este poema

Carmen Serrano Coello

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